Hasta ahora el oído y la vista son los grandes protagonistas de la tecnología, de la comunicación y de la digitalización. En 2030 estarán acompañadas por tres capacidades sensoriales: el gusto, el tacto y el olfato.
La percepción se abre paso en la comunicación y el uso de diferentes entornos digitales. Los avances de la tecnología abren nuevos caminos que explorar a través de la Inteligencia Artificial y el Big Data. Dentro de una década llegará uno de sus puntos más álgidos, el momento en el que los sentidos viajan a través de internet y de diferentes tecnologías y dispositivos. Una evolución que no solo se quedará en el límite de los sentidos, se llegarán a interpretar nuestros pensamientos utilizando el cerebro como interfaz del usuario, cambiando incluso conceptos tan diferentes como pensar y ejecutar.
Cambios como la crisis ecológica, o la aparición de nuevas pandemias y crisis sanitarias, harán que el entorno online evolucione a pasos de gigante. Será un trayecto hacia el uso de las tecnologías para una inmersión digital completa, lo que conlleva una evolución paralela que allana el camino de los sentidos en internet.
El estudio “10 tendencias de consumo” de Ericsson, indica que los usuarios esperan que en un tramo temporal de diez años, los sentidos serán los grandes protagonistas de todos los entornos digitales, transformando la experiencia de usuario hasta la mimetización con la sensación de realidad física.
Nuestro cerebro, un conocido muy desconocido
Está claro que las tecnologías evolucionan para solventar necesidades y mejorar la percepción de los usuarios a través de lo digital, y que su base científica está vinculada a las características humanas y diferentes capacidades cerebrales.
Basándonos en los estudios del neurocientífico alemán Korbinian Brodmann, que identificaron 52 regiones distintas del cerebro, debemos conocer un poco más la llamada masa gris. Nuestro cerebro es tan inmenso como sorprendente, en el que la corteza somatosensorial, situada en el lóbulo parietal, se encarga de procesar los estímulos externos, representándolos a través de las sensaciones percibidas en nuestra piel, músculos y articulaciones. Se trata de un área que representa e interpreta información básica para el tacto como el dolor, la presión, la diferenciación de temperaturas, el control de las posiciones físicas en un espacio o la percepción de tamaños, texturas y volúmenes.
Las diferentes secciones de nuestro cerebro como la corteza olfatoria y la corteza gustativa, complementan la percepción de sensaciones para un resultado hiperrealista ante cualquier estímulo, ya sea físico o digital, unido también a la parte emocional.
La percepción del olfato, situada en la corteza olfativa del cerebro anterior de la mayoría de mamíferos, y conectada con el bulbo olfatorio, unifica la percepción olfativa de todas las especies de vertebrados, pasando desde peces prehistóricos hasta los humanos.
Un sentido ligado al olfato y al tacto es el gusto, que se aloja en la corteza gustativa, encargada de representar un sabor a través de un estímulo. Sus características sistemáticas permiten conectar órganos como la lengua a la estructura cerebral responsable de la interpretación del gusto, permitiéndonos diferenciar entre sabores como dulce, salado, amargo o ácido, y que se sincroniza de forma involuntaria con el olfato y el tacto, llegando a vincularse con nuestros recuerdos, sentimientos y reacciones emocionales.
Basándonos en los estudios y experimentación científica sobre nuestro cerebro, las nuevas tecnologías se convertirán en el canal ultra rápido para que el mensaje, emitido hacia nuestro cerebro, pueda circular gracias a la percepción sensorial.
No solo trata de caminar, si no de tocar, oler y saborear
Según el estudio “10 tendencias de consumo” Internet de los Sentidos, de Ericsson ConsumerLab, los consumidores actuales de tecnología e información, piensan que el continuo desarrollo y evolución de las tecnologías permitirán que las pantallas de los dispositivos móviles pasen a un segundo plano, siendo unos binoculares los que tengan acceso a toda la información, estando estrechamente ligados a nuestro cerebro.
Otro de los apuntes de dicho informe, señala que además de las gafas como contenedoras de información, el desarrollo de las nuevas tecnologías permitirá realizar acciones como traducir de forma simultánea, controlar el entorno auditivo o experimentar diferentes tipos de sensación a través del olfato, del sabor y del tacto mediante un ecosistema digital, dando paso a una conectividad ultra rápida y a una automatización avanzada.
La accesibilidad a todo tipo de información y conocimientos da a los usuarios las alas, no solo para imaginar, si no para opinar sobre cómo serán los sentidos en internet. Los diferentes estudios de consumo sobre los usuarios de diversas tecnologías en su vida cotidiana o profesional, señalan un pensamiento evolutivo en cuanto a que nuestros sentidos estarán conectados con la comunicación digital y los diferentes tipos de dispositivos.
Las tecnologías y diferentes dispositivos serán capaces de teletransportarnos a nivel sensorial. Los nuevos canales de información, paralelos a la tecnología y a lo digital, serán las diferentes capacidades sensoriales, que conseguirán llevar la información hasta nuestro cerebro y generar una sensación.
Un 59% de los usuarios piensa que el cerebro humano será la interfaz del usuario, y que podrá ser utilizado en tecnologías de inmersión como la navegación online a través de un pensamiento, lo que también estará ligado a una imitación casi perfecta de voces a través de un micrófono según el 67% de los usuarios.
Una evolución tecnológica que señalará nuevos caminos, tanto en diferentes sectores profesionales como en la vida cotidiana de los consumidores. 6 de cada 10 usuarios confían en la implementación de aromas digitales que representarán las sensaciones olfativas de los olores naturales, pudiéndose aplicar tanto a experiencias inmersivas como a testeo y prueba de nuevos productos.
Uno de nuestros sentidos vinculado orgánicamente al olfato es el gusto. El 45% de los consumidores piensan que, a través de un dispositivo bucal, podrán conocerse y representarse diferentes sabores, que viajarán desde el estímulo digital hasta la corteza temporal de nuestro cerebro, activando y conectándose al bulbo olfativo. Se trata de impulsos que generarán diferentes sensaciones sincronizadas con nuestra parte emocional de forma involuntaria.
En definitiva, los sectores y marcas como Marktel que trabajan en la transformación digital y su constante evolución, serán testigos y claves para el desarrollo de la Inteligencia Artificial y el Big Data en la interpretación de estímulos sensoriales a través de la tecnología.