Tras los atentados del 11S en EEUU, garantizar la seguridad y actividad de las empresas ante cualquier panorama de riesgo, se ha convertido en un factor imprescindible. Es necesario asegurar la capacidad de reacción inmediata y la continuidad de cada servicio de forma ininterrumpida, amparando las necesidades de empresas y usuarios ante situaciones de crisis como la actual pandemia, catástrofes medioambientales, delitos cibernéticos que puedan afectar a la sociedad o falta de suministros básicos.
Las empresas de Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) y las que dependan de sus servicios en cualquier medida, deben respaldar el continuo funcionamiento ante cualquier situación. El aumento de la concienciación de este factor deriva en la creación de una serie de normas ISO, adaptadas a las necesidades planteadas en la decisión del comité europeo a través de la Protección y seguridad de los ciudadanos para estar cerca de los Sistemas de Gestión de la Continuidad del Negocio (SGCN), siendo de especial importancia para organizaciones y empresas.
En función de la gravedad de cada crisis y de cómo afecta a cada empresa, debe existir un protocolo de resilencia, necesario para resistir las consecuencias derivadas de una situación de riesgo y evitar escenarios críticos ante situaciones graves.
Respaldamos la continuidad de cada servicio para proteger a la ciudadanía a través de la actividad de nuestros clientes
Las empresas deben adquirir una gran flexibilidad y estar capacitadas para evitar el cese de sus actividades. No solo trata de garantizar los servicios básicos a la ciudadanía, si no de cumplir con los diferentes tipos de actividad que se prestan y son esenciales en todo tipo de escenarios. Las actividades deben estar garantizadas a través de una correcta gestión, evitando que puedan ser detenidas o mermadas por cualquier situación, reduciendo al máximo las dificultades económicas, profesionales y sociales.
La normativa internacional de gestión de continuidad de negocio señala las condiciones como la planificación, operatividad, supervisión, revisión, prueba, mantenimiento y mejora, siempre contempladas ante la gestión de riesgos en cada una de las empresas.
En función de cada tipo de crisis, sus consecuencias y daños colaterales, las empresas contempladas en esta normativa deben garantizar su continuidad, ofreciendo una respuesta inmediata que garantice la gestión y capacidad de recuperación ante diferentes tipos de desastre.
Otro de los aspectos básicos de esta normativa es respaldar la confianza de empresas y organizaciones que requieren diferentes servicios, manteniendo su prestigio y seguridad en el mercado ante los consumidores en todo momento.
Un Plan de Continuidad de Negocio, no solo protege a los servicios prestados y a la reputación de las organizaciones, trata de evitar su cierre y los posibles perjuicios tanto para la empresa como para empleados y ciudadanos. Deben tenerse en cuenta los factores negativos y diferentes tipos de impacto como los económicos, sociales o de prestigio para una marca, de forma que se garantice el correcto funcionamiento a través de la planificación, ejecución, verificación y actuación.
En definitiva, es necesario garantizar a los ciudadanos sus necesidades básicas a través de los servicios y actividades que se prestan a los diferentes tipos de empresa.
